“Tu objetivo no debería ser conseguir jugadores, tu objetivo debería ser conseguir victorias”, le dice Jonah Hill a Brad Pitt en la película Moneyball (2011), basada en la historia de Billy Beane, el manager de los Oakland Athletics, un equipo de béisbol que, sin dinero ni jugadores de renombre, logró competir entre los grandes en la MLB.
El secreto de la historia estaba en el minucioso análisis de datos de los jugadores: cuáles podían correr más, anotar más en distintas situaciones y, en base a eso, armar un equipo competitivo, pero a un bajo costo. Este análisis de datos de cada uno de los jugadores se trasladó a otros deportes como el básquetbol y ahora el fútbol, y es quizás una de las llaves para llegar a ser campeones del mundo.