Los mundiales se pueden contar por lo que pasa en la cancha, sus jugadores, sus jugadas majestuosas (quién no recuerda o se maravilla por Maradona en el 86), sus errores (goles mal cobrados, faltas que no fueron) y por todo el color de las tribunas. Pero nadie recuerda a las mascotas oficiales.
El primer mundial que contó con una mascota fue el de Inglaterra 1966, en una movida de algún genio del marketing de los 60 para venderles un recuerdo a los miles de hinchas que viajaban para asistir al gran evento del fútbol. Pero pocos recuerdan que se trataba de un león llamado Willie.